María Clara Obregón
Nutricionista; Magister en Ciencias de la Nutrición.
INTA. Universidad de Chile
El debate acerca de un óptimo balance entre los alimentos, sus macro y micronutrientes y la pérdida de peso continúa siendo amplio y objeto de estudios frecuentes. La siguiente revisión pretende dar a conocer los últimos y más importantes resultados respecto al efecto del consumo de productos lácteos sobre el control del peso corporal.
La prevalencia de sobrepeso y obesidad es un importante problema de salud pública tanto en países desarrollados como en desarrollo; por lo menos 2.8 millones de adultos mueren cada año como resultado del sobrepeso u obesidad (*). La obesidad es hoy considerada una enfermedad multifactorial, causada por la interacción entre factores genéticos (metabólicos y hormonales) y factores ambientales (estilo de vida, económicos, culturales y emocionales), los cuales se integran para conformar lo que se ha denominado el ambiente obesogénico con consecuencias más allá de las conocidas y esperadas hoy en día (1).
Los estudios sobre la relación entre la dieta y la salud tradicionalmente se han enfocado en los componentes singulares de los alimentos ya sean proteínas, grasas, carbohidratos, y/o micronutrientes; sus resultados muestran discrepancia cuando son comparados con estudios donde se analiza el efecto de la matriz alimentaria como un todo, ya que esta es la realidad en la que se consumen los nutrientes en la mayoría de las veces a partir de los alimentos (2).
El rol del consumo de lácteos en la regulación del peso corporal
Su efecto ha sido ampliamente estudiado y algunos resultados muestran inconsistencia debido entre otros factores a la diferencia en el diseño, la duración, la intervención, la variedad de edades y las distintas matrices alimentarias lácteas, entre otras, como se mencionó anteriormente (2,3,4,5,6,7,8).
Dentro de las recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia, el consumo de productos lácteos se recomienda especialmente en niños, adolescentes y mujeres en lactancia y el consumo de calcio aproximado podría establecerse en 700 a 800mg/día lo que aproximadamente equivale a 2 a 3 porciones de productos lácteos al día (9).
El valor nutricional de los productos lácteos es reconocido, destacándose por ser la mayor fuente de proteínas de alta calidad en la dieta y es mencionado junto con el huevo como un alimento capaz de cubrir las necesidades enteras de nutrientes para el organismo (9). Su matriz alimentaria es heterogénea y está formada no solamente por un número importante de nutrientes, sino que los métodos de procesamiento utilizados pueden mejorar las interacciones entre estos determinando su facilidad de digestión, absorción y por lo tanto disponibilidad modificando de esta manera los efectos metabólicos implicados sobre la salud de los individuos (2,4).
La leche de vaca es una mezcla de más de 25 proteínas que incluyen las fracciones suero y caseína, minerales (calcio, magnesio y fosfato), grasa y sodio (2,3). Algunos de estos componentes han demostrado ejercer efectos sobre la salud de diferentes maneras ya sea ayudando a preservar la masa muscular y/o disminución en el peso corporal, entre otros (3,4,5). La información a continuación los relaciona a partir de diferentes mecanismos de acción.
La proteína
Durante la pérdida de peso corporal ha sido demostrado que una adecuada ingesta de proteína es esencial para conservar la masa magra y lograr mayor pérdida de la masa grasa, la disponibilidad de aminoácidos es un factor clave para el anabolismo proteico (5). El balance entre la caseína y las proteínas del suero lácteo es importante por su efecto sobre la regulación de mecanismos implicados en la regulación del apetito y el metabolismo energético. Las proteínas del suero de la leche son rápidamente absorbidas y ejercen un rol metabólico a partir de la utilización de algunos aminoácidos de cadena ramificada (especialmente la leucina en el músculo esquelético), como sustratos para la síntesis proteica reduciendo de esta manera el catabolismo proteico que se presenta cuando existe bajo consumo de energía (3,5).
Con respecto a la reducción del apetito diferentes estudios han sugerido que la consistencia de la matriz alimentaria afectaría el apetito a través del efecto sobre la saciedad ejercido como, por ejemplo, en respuesta al consumo de yogurt semisólido en comparación al consumo de yogurt liquido produciría mayor sensación de saciedad (2,3).
Los resultados de un metaanálisis de estudios comprendidos entre los años 1960 y 2011 sobre el efecto del consumo de lácteos en el peso y la composición corporal, en sujetos adultos, (edades 18 – 85 años) encontró que el consumo de productos lácteos durante el seguimiento de dietas restrictivas energéticamente (<500 Kcal/día), producía una mayor pérdida de peso en los sujetos que consumían los lácteos, así como también una mayor reducción en la circunferencia de la cintura y la masa grasa. De manera interesante también encontraron que podría haber una mejoría en la masa muscular o masa libre de grasa en comparación con dietas restrictivas convencionales (3).
En otro estudio se evaluó la asociación entre el consumo de lácteos sobre el peso y la circunferencia de la cintura en 3,440 adultos entre 1991 a 2008 (4) y encontró que una ingesta de productos lácteos enteros en más de 3 porciones al día comparados con la ingesta de 1 porción al día mostraba un pequeño pero significativo aumento de peso, aunque se encontró una menor circunferencia de cintura (4,10). El efecto del consumo de yogurt 3 veces a la semana se relacionó de manera inversa con el aumento de peso, mostrando una reducción en la masa grasa, preservando la masa libre de grasa entre otros efectos positivos (4,10).
El efecto del consumo de lácteos bajos en grasa y no saborizados en niños y adolescentes en tratamiento para la obesidad produjo mejoría, esto podría estar relacionado con una mejor selección en el patrón de alimentos y/o en el reemplazo de productos no tan nutritivos, por productos lácteos (11).
El Calcio
Otro de los componentes de la leche que podría afectar el peso corporal, es el calcio debido a la posible capacidad que tendría de unirse a la grasa en el intestino, formando jabones de ácidos grasos y calcio insolubles que disminuirían la absorción de la grasa (1,4,12). El calcio proveniente de los productos lácteos podría ser más efectivo sobre la excreción de grasa por las heces que una suplementación de este (3); Una reducción en la absorción intestinal de la grasa a partir de productos lácteos ricos en calcio, fosforo y MFGM (componentes que recubren la membrana de la grasa láctea), como en el queso han mostrado una mayor excreción de grasa en las heces y una reducción en la concentración de quilomicrones en estados postprandiales (3,6).
En un estudio se investigó si el consumo de leche podría tener un efecto diferente sobre la pérdida de peso y la composición corporal al compararlo con el efecto que podría tener la suplementación de calcio o una leche de soya fortificada con calcio en mujeres premenopáusicas con sobrepeso y obesidad que se encontraban en dietas de control de peso con una reducción de 500kcal/día durante 8 semanas. Se encontró una mayor pérdida de peso en el grupo que consumió tres porciones de lácteos al día en comparación al grupo que recibió suplementación 800mg de calcio y el grupo que recibió la leche de soya fortificada con calcio, por lo que se observa que el efecto se produce cuando se consume el producto con su matriz alimentaria y no por separado (3).Componentes bioactivos en los lácteos podrían estar relacionados en la diferencia encontrada al comparar el calcio proveniente de los lácteos al de la suplementación (3,6,7).
Se ha encontrado que el aporte adicional de Calcio entre 550 – 1000mg proveniente de productos lácteos podría acelerar la reducción de peso corporal en personas que están sometidas a dietas restrictivas energéticamente en comparación con un consumo de 200 – 800mg de calcio (1, 5). Más aún algunos resultados sugieren que otros elementos diferentes al calcio como podrían ser el ácido linoleico conjugado, los ácidos grasos de cadena media, algunos componentes de la membrana lipídica y las proteínas como se mencionó anteriormente, podrían jugar un rol importante en la pérdida de peso y en la regulación del apetito (3,4,5).
Conclusiones
Aunque se requieren mayores estudios para confirmar el efecto del consumo diario de productos lácteos sobre el peso corporal, en sujetos con sobrepeso y obesidad, algunos beneficios han sido encontrados al ser incluidos como parte de una alimentación saludable, no solo sobre el peso corporal sino también sobre algunas enfermedades crónicas no trasmisibles como las enfermedades cardiovasculares y enfermedades osteomusculares entre otras; Cabe destacar que el efecto se evidencia al ser consumidos como matriz alimentaria y no como elementos aportados de manera singular, pareciendo que los métodos de procesamiento empleados en los diferentes productos mejoran la acción de sus nutrientes pudiendo ser considerados como alimentos biofuncionales gracias a la suma de sus nutrientes.
Bibliografía
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